Esta es la historia de una consultante, quien me contacta por una crisis de ansiedad.
Resumo su historia, es casada 14 años, con 2 hijas, el esposo bebedor frecuente y con problemas de carácter. Las crisis aparecieron muchos años atrás. Pero que desde hace un mes con mayor frecuencia y más intensidad.
De su infancia comenta que escuchaba a su padre llegar ebrio, discutir con mamá, luego escucharla llorar y salir del cuarto muy nerviosa.
En sesión de relajación profunda o estado modificado de conciencia, la emoción primaria es el miedo, pero la emoción oculta es la ira. Luego de realizar el proceso terapéutico de descarga de esas vivencias, la llevo a indagar en su inconsciente el conflicto actual: Su esposo llega molesto del trabajo, hay discusiones y reclamos, y luego insinúa querer un encuentro sexual, donde la consultante no desea, y entonces la grita, la ofende diciendo, que debe estar con otra persona, la toma del cuello y aprieta. Después el esposo le pidió perdón, haciéndola sentir responsable de lo sucedido por haberse negado a estar con él. Ese tipo de situaciones había pasado varias veces.
Ella va a hablar con su mamá, pidiendo apoyo para irse a vivir a su casa, quien le dice que no puede divorciarse, pues eso sería manchar el honor de la familia, que el divorcio no existe en la familia, que ella soportó mucho, por sus hij@s, para sostener el matrimonio.
Al revisar el árbol genealógico, la consultante comprende, que la historia de su madre, se convirtió en la suya. Repeticiones de historias similares en su abuela materna, quien sufrió malos tratos, y cuando sus hijos empezaron a trabajar le ofrecieron ayudarla para que dejé a papá, situación que a la que se negó porque eso “mancharía la familia” su mamá fue muy estricta y exigente, siempre ha buscado complacer a mamá.
La ansiedad que experimentaba, era propia de los episodios de acoso o maltrato que venía tolerando. Luego de varias sesiones en que trabajamos en la toma de conciencia, en salir de la fidelidad familiar a las ancestras, P.N.L. entre otras técnicas. La consultante, tomó la decisión de separarse e iniciar el proceso de divorcio, muy del pesar de su familia, pero con la firme decisión de parar el ciclo de maltrato de generaciones anteriores por ella y por sus hijos.
Este caso es muy singular, pues son pocas las mujeres que deciden decir basta y hacer prevalecer sus derechos.
Venimos de una cultura machista, donde el hombre sólo por el hecho de su género, le dieron potestad para sentirse superior a la mujer. Herencias machistas han pasado de generación a generación siendo la propia madre, que, en ocasiones a pesar del dolor de su propia historia de sumisión, exclusión, maltrato, sigue criando diferentes a sus hijos, con privilegios a los varones y opresión a la mujer. Es triste encontrar, que el rechazo, la crítica, la vergüenza del que dirán, el juzgamiento de la propia familia, pese más que el bienestar de la mujer.
En mi accionar profesional terapéutico y de acompañamiento de tantos años, me encuentro con historias similares y a veces parecidas a las películas de drama que llevan a la pantalla de cine, es impresionante encontrar tantos casos de violencia de género.
Madres y padres, si sus hijas les piden volver al hogar, luego de su compromiso o matrimonio, si descubren un “hombre” diferente al que las enamoró, si las tratan con desprecio si son víctimas de abuso, maltrato, apóyenlas, escúchenlas, abrácenlas, recíbanlas, no han cometido ningún pecado.
Basta de la época nefasta: “Esa fue la cruz que te toca llevar”, “El matrimonio es para toda la vida”, “En esta casa se prohíben los divorcios”, “Una mujer sólo debe tener un sólo hombre”, “No supiste cuidar a tu marido”, “Yo me sacrifique y aguante lo mismo que tú y más por ustedes” etc, etc.
Casos de maltrato y abuso se dan en las diferentes clases sociales, pero en mayor incidencia en estratos socioeconómicos bajos.
Trasmitan las historias de su clan, buenas y negativas, callarlas causa un gran daño a las siguientes generaciones.
¿Conoces algún caso parecido? ¿Sabes las historias de tu árbol familiar?
¿Quizás hayas tenido una experiencia de maltrato?
¿Quieres ayudar a formar una sociedad diferente?
- El cambio debe empezar por nuestro hogar, siendo comprensibles, escuchando, educando en valores a los niños y niñas y con el ejemplo. Los padres deben participar en la crianza asertiva de sus hijos.
- Empieza por ti, estudia, supérate, emprende, respétate, jamás permitas que te griten, maltraten, humillen.
- Ten presente que nadie cambia con el matrimonio, sino por su propia voluntad, si vez durante el noviazgo: celos, insultos, abusos, control, estás conductas serán peores en convivencia. Aléjate, jamás perdones un acto violento, volverá a pasar y quizás peor.
- Educa a tus hij@s en un ambiente de respeto e igualdad.
- Si tu hija pide regresar al hogar, apóyenla, sean solidarios.
- Infórmate de tus derechos.
- En caso de vivir una situación de maltrato, busca ayuda, cuenta a tus cercanos, jamás lo calles. Para el maltrato. Denuncia a las autoridades.
- Decídete a cambiar la historia.
Con cariño,
Alexandra Sánchez
2 comentarios sobre “Por una sociedad más justa”
Lorena
( -9:20 pm)Gracias Alexandra por toda la información
Alexandra
( -11:48 am)A ti Lorena, por seguirnos. Un abrazo de luz.