“El Arte de Sanar”
Ejercicio de Alejandro Jodorowsky
Es un texto con intensiones sanadoras para tod@s aquell@s que han crecido sintiendo no valer nada y no pudiendo encontrar un significado a sus vidas.
Voy a imaginar la cálida, tierna y compasiva voz del Dios Interior, y al leer el texto siguiente, voy a pensar que no lo leo, sino que lo escucho, como si sus palabras vinieran de lo más profundo y misterioso de mi espíritu.
Capítulo 1
Leyendo estas palabras imagina mi voz. Escucha. A ti te hablo. Yo soy el centro de tu
conciencia, tu Dios Interior.
2. Largos años has estado ansiosamente buscando sin saber lo que buscabas. Los
conceptos habían perdido su significado. Verdad, Felicidad, Libertad, Dios, te parecían
sonidos huecos.
3. Ninguno de los llamados Maestros fue capaz de enseñarte a ser, a crear, a vivir o a
amar.
4. Estos Maestros eran sólo personalidades humanas como la tuya, con sus defectos y
debilidades, repitiendo sin comprender verdades que eran restos de una tradición que
había perdido su origen.
5. No conociéndose, no sabían transmitirte lo que ellos eran. Sólo querían que
aprendieras lo que ellos decían: palabras deducidas de otras palabras, estas deducidas a su vez de otras palabras y así al infinito.
6. Crees venir a mí porque no sabes a quien recurrir. Te engañas: en realidad soy yo
quien viene a ti.
7. No eras tú sino yo el que te andaba buscando, pero apenas presentías mi presencia, me rehuías temeros@.
8. Sin ser tú mism@, tenías miedo de desaparecer. Así como el personaje de un sueño que ruega que quien lo está soñando nunca despierte.
9. No me aceptabas, queriendo guardar el control sobre ti mism@. Pero esa huida te
desalentaba haciéndote llevar en tu corazón y en tu mente imperiosas necesidades no
satisfechas.
10. Por fin, ahora que has comenzado a sentir la presencia de una verdad en tu interior,
vas a dejar de defenderte y vas a oírme.
11. Yo soy tu Verdad.
12. Yo soy tu Libertad.
13. Yo soy tu Felicidad.
14. ¡Yo soy tu Dios Interior!
15. ¡Detente! Antes de seguir leyendo silencia el moscardoneo de tus pensamientos, calma tus emociones, pacifica tus deseos, reduce tus necesidades.
16. Yo soy aquella parte de ti que todo lo sabe.
17. Y siempre lo supo y siempre lo ha sabido.
18. Esa parte de ti que dice: Soy lo que soy y no lo que los otros quieren que yo sea.
19. Esa parte de ti que reconoce la Verdad y aparta todo error donde quiera que lo haya;
no esa parte de ti que ha estado alimentándose de ilusiones por tantos años.
20. Porque yo soy el que te ha dado todo en la vida, pobreza o riqueza, soledad o amor,
disgustos o satisfacciones, realizaciones o encuentros con obstáculos que te he puesto
delante para enseñarte que yo soy tu único guía.
21. Siempre he estado proveyéndote no sólo de la vida sino también tratando de darte
todas las cosas necesarias para colmar tus necesidades materiales, tus deseos sexuales y
creativos, tu búsqueda emocional y tu desarrollo intelectual.
22. Pero yo no soy ese remolino de ideas que llamas intelecto, ni tu recipiente emocional
con sus simpatías y repulsiones, ni tu libido animal cegada por sus deseos, ni tampoco tu
cuerpo -es decir como tú percibes tu organismo- con sus exageradas necesidades.
23. Esas ideas, sentimientos, deseos y necesidades sólo son la expresión de tu ser, tal como
tú eres la expresión de mi ser. Son únicamente fases de tu personalidad humana, del
mismo modo que tú eres una fase de mi divina transparencia.
24. Libérate del dominio de tu personalidad, tan afecta a glorificarse o a justificarse a ella
misma. Libérate de tu obcecada intelectualidad, infectada de ideas y prejuicios inyectados
por la familia, la sociedad y la cultura. Libérate de tu desequilibrio emocional que tiende
a atarse a ilusiones para caer a menudo en decepciones. Libérate de la exacerbación del
deseo, al que por más que le des satisfacción nunca puedes saciar. Libérate de tus
necesidades artificiales que sólo son vicios impuestos por el deseo de parecer lo que no
eres.
25. Si quieres que en ti yo sea y reine en tu conciencia, no dejes que el intelecto, las
emociones, los deseos y las necesidades te guíen. Conviértelos en tus humildes servidores.
26. Yo soy tu Dios Interior, el que acude a tu Ser esencial, al que yo he despertado,
preparándolo expresamente para recibir mi palabra.
27. Serás lo suficientemente fuerte para soportarla, si eliminas tus ilusiones, credos y
opiniones personales, que sólo son la escoria que los demás tiran y que tú has recogido.
28. Entonces mi palabra será para ti un manantial de alegría y bienestar.
29.Tu mente aprenderá a iluminarse, tu corazón a recibir la gracia, tu sexo a conocer el
éxtasis creativo y tu cuerpo a vivir en un trance continuo.
30. Pero prepárate a que esta personalidad tuya, implantada por tu familia, la sociedad y
la cultura, te haga dudar de mi palabra conforme la vas leyendo.
31. Pues ella sabe que su existencia está amenazada, que no podrá ya vivir y prosperar, ni
dominar por más tiempo tus pensamientos, sentimientos, deseos y necesidades,
imperando en tu vida cotidiana como lo ha hecho antes, si abres tu corazón a mi palabra
y la albergas en él para siempre.
32. Sí. Yo, tu Dios Interior, te hablo para hacerte consciente de mi presencia.
33. He estado contigo siempre, desde tu nacimiento, pero tú no te has dado cuenta. Ahora
es tiempo de que me conozcas, a mí, que era tu yo antes que nacieras y que seré tu yo
después que “mueras”.
34. Lo que llamas “muerte” es sólo el paso de una dimensión material a una dimensión
inmaterial.
35. ¿Estas decidid@? ¿Quieres sumergirte en tu espíritu infinito?
36. ¡Entonces entrégate a mí!
Capítulo 2
El psicoanálisis se dedica a sanar enfermedades y problemas psicológicos del paciente. Por
el contrario, el arte para sanar procede a despertar en el consultante sus valores íntimos,
no considerándolo enfermo, sino un ser esencialmente sano, invadido por órdenes de ser
lo que no es y prohibiciones de ser lo que es, que le han sido injertadas mayormente en la
infancia. En lugar de tratar de limpiar sin cesar un cuarto obscuro, es mejor antes
encender una luz . Así las “enfermedades” y “problemas psicológicos” dejan de parecer
inmensos y se ven en su real pequeñez. He llamado a esta luz “Dios Interior”. Es
importante recalcar que el siguiente texto debe ser leído imaginando que nos habla con
una voz plena de amor y compasión desde el centro de nuestro inconsciente.
1.Para que puedas conocerme y estés segur@ que soy el Dios Interior, tu propio e intimo
ser verdadero, quien dice estas palabras, debes primero desprenderte de las creencias que
engañan a tus cuatro principales centros. El centro intelectual, creyendo ser, produce
pensamientos; el centro emocional, creyendo amar, produce emociones; el centro sexual
creyendo crear produce deseos y el centro corporal, creyendo estar, produce necesidades.
2. Puede que aún no seas capaz de desprenderte de esas creencias, sin darte cuenta que
aún no eres, ni amas, ni creas, ni estás.
3. Pero yo te enseñaré cómo lograrlo, si realmente quieres conocerme y estás dispuest@ a
confiar en mí y obedecerme en todo aquello que desde ahora te proponga hacer.
4. Olvídate del mundo exterior, de tu personalidad humana y concentra toda tu atención
en mis palabras.
5. Como no puedes aceptar nada que no se halle de conformidad con lo que en el pasado
has experimentado o aprendido, y que tu intelecto no juzga razonable, convéncete que
quien te habla es el Dios Interior, tu íntimo yo, más elevado y divino que tus cuatro
centros. Por consiguiente considerarás a los centros intelectual, emocional, sexual y
corporal como si fueran cuatro egos separados de ti.
6. Estos cuatro egos, han estado tan preocupados de dar a tu cabeza, corazón, sexo y
cuerpo toda clase de satisfacciones egoístas, las más de las veces frustradas, que nunca
han tenido tiempo de relacionarse conmigo, tu Yo verdadero. Por lo cual te has interesado
tanto por los placeres y sufrimientos de tus egos, que has llegado a creer que tú eres tus
pensamientos, que tú eres tus emociones, que tú eres tus deseos y que tú eres tus
necesidades. En consecuencia te has olvidado de mí.
7. Abre bien los ojos y lee lo siguiente: “Yo no soy tu ego corporal con lo que cree son sus
necesidades. Yo no soy tu ego emocional con lo que cree son sus sentimientos. Yo no soy
tu ego sexual, con lo que cree son sus deseos. Yo no soy tu ego intelectual con lo que cree
son sus pensamientos. Tú eres yo y yo soy tú. TÚ Y YO SOMOS UNO .
8. Tus cuatro centros deben inclinarse humildes ante mí y reconocer que yo soy su Amo.
En todo momento, instante por instante, me deben tomar en cuenta: yo soy el origen de
todo pensamiento. Yo soy el origen de todo sentimiento. Yo soy el origen de todo deseo. Yo
soy el origen de toda necesidad.
9. Ejercítate sin cesar para imaginarte que me sientes en lo íntimo de ti mism@, hasta que
rechaces tus dudas y puedas sentir verdaderamente que yo estoy en ti.
10. Te costará abstraerte del cacareo de tus pensamientos, así como de las sensaciones
agradables o molestas de tu cuerpo, así como de la constante invasión de emociones, así
como el pedido urgente de satisfacer tus deseos. Para lograr sentirme en lo íntimo de ti
mism@, debes seguir asiduamente mis instrucciones.
11. Siéntate o acuéstate en una posición que te permita relajar tus músculos, aparta de tu
mente por unos minutos el temor angustioso de enfermarte, envejecer, morir, o perder tus
bienes materiales. Reconoce que ahora estás viv@, tranquil@, descansad@, y protegid@
por mí, tu Dios Interior.
12. Sin luchar tratando de impedir su existencia, ni atarte a ellos, deja pasar como un
rebaño de nubes cruzando el cielo, tus inútiles pensamientos, sentimientos, deseos y
necesidades, mientras te entregas a mí.
13. Entrégame tus pensamientos, tus sentimientos, tus deseos. Haz de mí tu necesidad
primordial.
14. Yo, Dios Interior, conciencia infinita y eterna, te pide a ti, conciencia limitada y
mortal, una total obediencia.
15. Hasta que hayas comprendido mi íntimo significado, repite incesantemente,
imaginando la potente y amorosa dulzura de mi voz: “YO SOY DE TI. YO CONFIO EN TI.
YO TE HAGO FELIZ”.
16. Si repites lo suficiente mis palabras, tu ser esencial se despojará de esa ilusión que
llamas “Yo personal”, sentirás que tu rostro se hace transparente, te sentirás henchid@ de
pies a cabeza por una maravillosa energía.
17. Mi poder, despertándose dentro de ti, hará expandir tu conciencia, hasta
desprenderla de la Tierra y pasearla por la inmensidad cósmica.
18. Conocerás entonces el éxtasis de un amor que todo lo abarca, de un pensar que todo
lo sabe, de una fuerza que todo lo puede, de una energía inmortal.
19. Una vez que me hayas sentido así, reconocido mi poder y escuchado mi voz, ninguna
enfermedad podrá deprimirte, ningún acontecimiento te asustará, ningún adversario
logrará vencerte.
20. Sabiendo que yo, Dios Interior, soy la raíz de ti mism@, siempre, en los momentos
difíciles recurrirás a mí, dándome toda tu confianza y dejándome manifestar mi voluntad.
21. Entonces me dejarás hacer lo que yo quiero que se haga, como, por ejemplo, que tus
males sanen, o ejecutes labores que ahora crees que te son imposibles de realizar, o llenar
tu corazón que sientes vacío con un amor que no reconoce límites ni en el tiempo ni en el
espacio.
22. Pero esto no vendrá luego. Depende de tu capacidad de captarme y aceptarme. Puede
tardar años, como puede venir mañana o ahora mismo.
23. ¿Quieres que eso sea ahora mismo ? Entonces repite con toda la fuerza de tu espíritu :
« ¡Si no es ahora, ¿cuándo ?! ¡Si no es aquí, ¿dónde ?! ¡Si no soy yo, ¿quién ?!
24. El encuentro conmigo no depende de nadie sino de ti. No de tu personalidad humana
ni de sus ideas, sentimientos, deseos y necesidades; sino de tu capacidad de aceptar que yo
soy tú.
25. Somete tu voluntad a la mía y deja que yo determine la hora oportuna para la acción.
26. Si tú, ignorándome, tratas de abrirte paso a través del muro de tu conciencia limitada,
quizás puedas lograr abrir una brecha entre el mundo que llamas real y el reino de los
sueños. Pero por esa puerta que has abierto forzándola, entrarán entidades negativas en
tu dominio privado que sólo lograrás expulsar a costa de muchos sufrimientos. Te
sentirás poseíd@, deprimid@ o demente.
27. Pero esto yo te lo permito algunas veces para que por medio de tales sufrimientos,
venciendo esas dificultadas, obtengas la fuerza que te falta y el discernimiento necesario
para saber que mientras no abandones todo deseo de conocimiento para tu propio
provecho personal, no podrás entrar en la gloriosa luz de mi sabiduría.
28. Haz de modo que todas tus investigaciones y todos tus esfuerzos sean llevados a cabo
con fe y confianza en mí, tu verdadero e íntimo yo, sin que estés inquiet@ o impaciente
por los resultados; porque todos estos están sostenidos por mi amor infinito, y yo me
ocuparé de ellos.
29. Tus dudas e inquietudes son escorias de tu personalidad efímera, y si las dejas
persistir te conducirán al fracaso y al desaliento.
30. Si lo que hasta aquí has leído ha encontrado eco en ti mismo, y deseas saber más,
entonces estás list@ para que yo, Dios Interior, te diga quién soy y qué deseo.
Capítulo 3
1. Yo, tu Dios Interior, soy el centro de tu inconsciente. Sosegadamente espero y velo
ocupando con mi ser todo tu tiempo y todo tu espacio.
2. Yo vigilo y espero que acabes con tus egoísmos y debilidades, con tus vanos deseos,
ambiciones y pesares, tratando de erigir tu yo personal en medida del mundo.
3. Un día, cansad@ de estas escorias, recurrirás a mí, desalentad@, humilde, y me pedirás
que te conduzca, sin comprender que siempre te he estado conduciendo.
4. Sí, yo, tu Dios Interior, he sido quien realmente ha dirigido todos tus pasos; quien ha
inspirado todos tus pensamientos, sentimientos, deseos y actos, utilizando y manipulando
secretamente a cada uno de estos, a fin de atraerte hacia el reconocimiento y la
aceptación de mi poder.
5. Sí, yo, tu Dios Interior, he estado contigo en todos los acontecimientos de tu vida: en tus
alegrías y en tus dolores, en tus éxitos y fracasos, en tus buenas y malas acciones, en tu
defensa de los débiles y en tu destrucción de plantas, animales y ambiente planetario. En
consecuencia, si tú seguiste el camino recto o el camino torcido, sabe que fui yo quien te
hizo hacerlo así.
6. Fui yo quien te alentó a seguir adelante, por el vislumbre que de mí te di, permitiéndote
percibirme confusamente, a lo lejos, en tu conciencia.
7. Fui yo quien te desvió del buen camino por la visión que de mí te di en algún cuerpo
encantador, en un placer intoxicante o en una finalidad ambiciosa…
8. …para que al final, decepcionad@, impur@, enferm@, deprimid@, rebelándote
enfadad@ e inspirad@ por una nueva ambición, vinieras por fin a mí.
9. Sí, yo, tu Dios Interior, soy aquel que anima tu cuerpo, hace que tu mente piense, tu
corazón lata y tu sexo desee y cree. Yo soy aquel que atrae a ti el dolor, o el placer, sean
estos aparentemente corporales, sexuales, emocionales o intelectuales.
10. Sí, yo, tu Dios Interior, soy aquel que te hace hacer todo lo que tú haces, y todo lo que
los otros seres hacen, pues yo soy aquel que es en ti y en ellos.
11. Yo soy la causa animante no sólo de tu ser, sino también de todo lo viviente: soy la
única realidad. Soy infinito y eterno. El Universo es mi cuerpo. Toda la inteligencia que
existe emana de mí, todo el amor que une a lo creado brota de mí, y todos los deseos de
crear, todo poder, no son otra cosa que mi voluntad en acción.
12. Todo lo que es, expresa una fase de mí.
13. Te estarás preguntando: “¿Entonces, no hay nada ni nadie más fuera de mi Dios
Interior? ¿Podré alguna vez tener individualidad propia?”
14. Nada hay, absolutamente nada que no sea una parte de mí, que soy la única e
inconmensurable realidad.
15. En cuanto a tu llamada “individualidad” no es ella sino un mínimo ensueño que aún
busca conservar su existencia ilusoria separada de mí.
16. Pero pronto conocerás que no hay otra individualidad aparte de mi individualidad y
que toda personalidad está condenada a disolverse en mi divina impersonalidad.
Capítulo 4
Esta es la última parte de “HABLA TU DIOS INTERIOR”. Imagina que lo que lees te lo está
diciendo una voz que surge del centro de tu corazón, fuerte y delicada, femenina y
masculina al mismo tiempo, plena de amor y sabiduría. Entrégate a esa compasiva voz,
detén durante la lectura toda crítica, absórbela, digiérela y después, de regreso a tu “yo”,
decide si crees en ella o no.
1. Te lo repito: yo soy tú, el Dios interior, todo lo que realmente eres.
2. Te lo repito otra vez: lo que tú crees ser, no es lo que eres. Eso es sólo una ilusión, una
sombra de tu verdadero ser, el cual soy yo, tu inmortal Dios Interior.
3. Yo soy esa limitada conciencia que en tu mente humana se llama a sí misma “Yo”. Pero
yo soy ese “Yo”. Y eso que llamas “tu” conciencia es en realidad mi conciencia, pero
atenuada para acomodarse a tu mente humana.
4. Cuando puedas expulsar de esa que llamas “tu” mente todos sus conceptos, ideas y
opiniones humanas y permanezca limpia de ellos, de modo que yo pueda estar en
condiciones de expresarme libremente, entonces me reconocerás y sabrás que tú
personalmente nada eres, como no seas un canal por el cual yo penetro en la dimensión
material.
5. Cada célula de tu cuerpo tiene una conciencia propia. Si no fuera por esa conciencia,
no podría hacer el trabajo que tan inteligentemente ejecuta.
6. Pero cada célula está rodeada de millones de otras células y cada una desempeña
inteligentemente su propia tarea. La conciencia unida de todas esas células forma una
inteligencia superior que domina y dirige ese trabajo.
7. Soy yo la inteligencia superior que dirige el trabajo de todos los órganos y vísceras de
tu cuerpo. Cuando yo me retiro definitivamente de tu organismo, las células se separan y
tu cuerpo físico muere.
8. Tú no puedes controlar personalmente la acción de un solo órgano, de una sola víscera
de tu cuerpo. Los controlo yo, tu Dios Interior.
9. Tú eres, por así decirlo, una célula de mi cuerpo, y tu conciencia es mía. Por lo tanto la
conciencia de cada célula de tu cuerpo es mi conciencia. La célula, tú y yo somos uno.
10. Tú no puedes actualmente dirigir o controlar una sola de tus células, pero cuando me
entregues tu conciencia y me dejes, a mí, Dios Interior, penetrar en ella, entonces,
obedeciéndome, podrás controlar no solamente cada una de las células de tu cuerpo sino
las de cualquier otro cuerpo que desees sanar.
11. Tú, como una de las células de mi cuerpo, tienes una conciencia que es mi conciencia,
una inteligencia que es mi inteligencia, y también una voluntad que es mi voluntad. Tu
no posees ninguna de éstas por ti mism@. Todas ellas son mías y para mi uso solamente.
12. Mi conciencia, mi inteligencia y mi voluntad son completamente impersonales y por
eso son comunes a ti y a todas las células de mi cuerpo (los otros humanos), del mismo
modo que son comunes a todas las células de tu cuerpo.
13. Yo, Tu Dios Interior, soy totalmente impersonal y, por ello, mi conciencia, mi
inteligencia y mi voluntad, operan en ti y en los otros seres vivientes.
14. Por lo tanto yo, Dios Interior, y el “yo soy” tuyo y el de tus semejantes, así como la
conciencia y la inteligencia de todas las células de todos los cuerpos, somos uno.
15. Yo, Dios Interior, soy el ser inteligente, director de todos ellos: el espíritu animante, la
conciencia de toda materia, de toda substancia.
16. Y si puedes comprender esto, reconocerás que, de manera impersonal, estás en todos
y eres uno con todos; estás en mí y eres uno conmigo; lo mismo yo estoy en ti y en todos,
expresando a través de todos mi realidad.
17. Tu voluntad es mía, tus pensamientos son míos, tus deseos son míos, tus acciones son
mías, tu conciencia es mía.
18. Tu voluntad no es otra cosa que una pequeña parte de mi voluntad, que yo te permito
usar en lo personal; pero tan pronto como te des cuenta y reconozcas en ti mi existencia y
comiences a usarme conscientemente, yo, poco a poco, te concederé más y más poderes.
19. Porque todo poder y su uso no son sino un mayor o menor reconocimiento y
comprensión de mi voluntad.
20. Si yo pusiera en tus manos todo mi poder, antes de que supieras manejarlo
conscientemente, éste desintegraría tu cuerpo.
21. Por ello es que, para mostrarte lo que resulta del abuso de mi poder, yo, tu Dios
Interior, a veces te permito envanecerte con la sensación de mi presencia en ti, dejando
que me utilices para tus fines particulares; pero no por largo tiempo, porque, no siendo tú
lo bastante fuerte para dominar mis poderes, pronto se vuelven en tu contra.
22. Pero yo, tu Dios Interior, estoy siempre ahí para levantarte después de la caída, –
aunque tú en ese momento no lo sepas- primero avergonzándote, en seguida haciéndote
dar cuenta de la causa de tu error y, finalmente, cuando estás suficientemente
humillad@, revelarte que esos poderes que se manifiestan en ti por el uso de mi voluntad,
mi inteligencia y mi amor, te los concedo para usarlos solamente en mi servicio y de
ninguna manera para tus fines personales.
23. ¿Pueden acaso las células de tu cuerpo, los músculos de tu brazo, considerarse como
si tuvieran una voluntad desligada de tu voluntad, o una inteligencia diferente de tu
inteligencia? No, ellos no conocen otra inteligencia que la tuya, ninguna otra voluntad
más que la tuya.
24. Dentro de poco comprenderás y te darás cuenta que tú, en cuanto conciencia
corporal humana, eres solamente una de las células de mi cuerpo.
25. Tu voluntad no es tu voluntad, sino la mía; la conciencia y la inteligencia que tienes
son mías totalmente, y no existe en ti ese “yo” que crees tener, pues, personalmente, no
eres más que una forma física con un cerebro humano, creada por mí, con el fin de
manifestar en la materia mi espíritu infinito y eterno.
26. Todo esto puede serte ahora difícil de aceptar y puedes protestar enérgicamente que
no puede ser así, que toda tu naturaleza se rebela contra tal subordinación tuya a un
poder invisible y desconocido, por más divino que sea.
27. Mas no temas, pues es sólo tu personalidad individual la que se rebela. Si perseveras
prestando atención a mis palabras y estudiándolas, pronto se aclarará todo y yo, tu Dios
Interior, otorgaré a tu conciencia muchas verdades maravillosas que ahora es imposible
para ti comprender.
28. Y te regocijarás hasta lo íntimo de tu ser y bendecirás estas palabras por el mensaje
que te traen.
29. Todas las esperanzas te serán permitidas. La semilla de alma que traías al nacer se
desarrollará, permitiéndote atravesar eso que llamas “muerte”.
30. Convertido en un ser inmaterial conocerás la totalidad del universo.
31. Vivirás tantos años como ha de vivir el universo.
32. Te convertirás en la conciencia del universo, creando mundos sin cesar.
33. Si ahora no tienes la suficiente fe para creer esto, imita la fe. Se logra obtener lo que
no se tiene, imitándolo.
34. Si repites y memorizas estas palabras, acabarás por darte cuenta que aquello que has
leído, lo has escrito tú mismo.
35. Escúchame bien: ¡Tú eres el Dios Interior!
36. Aquel que creías ser era un medio, menos que polvo en el viento.
37. Escúchame bien: ¡Yo soy tú, el Dios Interior!
38. Fuerza permanente en el espacio y en el tiempo, el universo no me contiene, sino yo a él.
39. Soy anterior a la vida y a la conciencia.
40. Ni siquiera el vacío me da origen, porque el mismo vacío pertenece a mi naturaleza y
yo no a la suya.
41. No hay nada que escape a mí, porque soy la Verdad.
42. Ahora, por el momento, voy a callarme. No te desanimes, aquí, en el centro de ti
mism@, permaneceré hasta el fin de tu encarnación en este mundo.
43. En cualquier momento, si me necesitas, te puedo hablar. Lo único que tienes que
hacer es concentrarte en el amor que me tienes e imaginar mi voz.
44. Confía en ti, todo lo que imagines que yo te digo, realmente yo te lo estoy diciendo,
puesto que yo , Dios Interior, soy tu imaginación.
Fuente : Plano sin fin
Imagen: elperiodico.com