En Biodescodificación, se conoce como Proyecto Sentido a la programación que recibe el bebé por parte de sus padres, desde 6 meses antes de su concepción y hasta sus 3 añitos.
Bajo ésta pequeña y concreta premisa, podemos comprender la gran cantidad de información “inyectada” a un pequeñín desde antes siquiera, de que éste o ésta, tengan la capacidad de comprender lo valiosos que son por sí mismos.
Todos o la mayoría de todos nosotros, creemos que todo niño o niña son seres inocentes, que llegan al mundo a ser felices, a crecer y a aprender muchas cosas, pero somos realmente muy pocos, los que estamos conscientes de que esa criatura, es capaz de absorber emociones, desde que es un óvulo y un espermatozoide.
Para comprender más a fondo todo esto, imaginemos a un hombre y a una mujer, ambos adultos, ambos con historias familiares y sociales distintas que se conocen un día cualquiera.
Cada uno, por su lado, trae arrastrando sus historias familiares, sus dramas familiares, sus conflictos emocionales, sus sueños, sus expectativas, sus miedos y sus creencias.
Ellos, deciden o no deciden, hacer pareja, pero otro día cualquiera, conciben a un bebé voluntaria o involuntariamente.
Ya desde ahí, el óvulo carga consigo, 6 meses completos de información emocional de la madre.
Ya desde ahí, el espermatozoide carga consigo, 6 meses completos de información emocional del padre.
Por lo que si en esos últimos 6 meses de la vida del hombre o de la mujer han ocurrido desgracias, accidentes, muertes, impactos emocionales importantes, ya irán insertados en las células que darán lugar al bebé.
Cuando el bebé comienza su formación, lo primero que se forma de él es su tronco cerebral, su cerebro y las capas que lo conforman, comenzado primeramente con la médula espinal, la columna vertebral, es decir, “la estructura” que dará forma al pequeño o pequeña.
Pero ahora, cada una de las células que lo conforman, son capaces de “percibir”, todo tipo de emociones de ambos padres y lo harán durante 9 meses.
Si la madre canta porque está contenta, si el padre grita porque está enojado, si la madre llora porque está triste, si el padre se preocupa porque no hay dinero, si la madre siente celos, envidias, porque tiene dudas….TODO LO ABSORBE EL BEBÉ.
Ahora sumemos meses: 6 meses previos + 9 meses de gestación + 36 meses de vida ya nacido.
Tenemos 31 meses de saturación emocional celular en un “inocente” bebé.
Por lo tanto, si bien el bebé puede “heredar” historias familiares, posibles de analizar mediante el estudio del árbol genealógico (Transgeneracional). Y si también puede vivir impactos propios de su vida individual, calculen el porcentaje de impactos emocionales que puede recibir mientras se gesta.
Y no sólo hablamos del simple y común hecho de sentir que no queremos un bebé ahora, o de la duda entre tenerlo y no tenerlo, no, esas son pequeñeces comparadas con todas las demás emociones que el bebé puede percibir durante 31 meses.
Si el bebé vive emocionalmente 31 meses con “sensación de carencia y pobreza” por parte de los padres, ya se podrán imaginar cómo será su vida.
Si el bebé vive emocionalmente a un padre ausente, frío, lejano, abandonador, violento o reacio a demostrar amor, pues ya mejor preparémonos para ver a un adulto igual o a uno o una “en busca de un padre” distinto.
Si el bebé vive emocionalmente a una madre sumisa, miedosa, con baja autoestima y débil, tendremos sin duda a un adulto igual o “en busca de una madre” distinta.
Y muchas, muchas, y repito, muchas, de las historias de enfermedades en niños, tienen su origen en éstos 31 meses.
Esos niños que ya nacen con alergias alimentarias (todo alimento es simbólicamente: mamá), y la madre y el padre se desviven por “sanarlo”, cuando el daño fue hecho desde antes siquiera de concebirlo. Niños que en su inconsciente, cargan con meses y meses de sentir a una mamá dura o a una mamá débil, a una mamá que tiene diferencias con la abuela o a una abuela castrante que somete a “mi mamá” o a “mi papá”.
Niños que presentan de pronto una leucemia (fase de reparación de un cáncer de médula ósea) por una desvalorización brutal de la propia madre durante todo el embarazo y que obliga a los padres a volverse locos por sanarlo, pero los aleja de lo sucedido realmente.
Niños con problemas en la vista, en el oído, etc.
Así que, si ya sabemos, que cada uno de nuestros pensamientos, causa una emoción. Y que las emociones se transfieren a las células. Tenemos que ser capaces de comprender, que un bebé no es un bulto creciendo y que tendrá vida hasta que nazca. No.
Un bebé, es un ser emocional desde que se está formando y tiene la capacidad para “sentir” hasta el más pequeño “susurro” de la madre y del padre, de los abuelos, de las amigas y amigos de los padres, de todo su alrededor.
El bebé siente si tiene un padre cariñoso o una madre astuta y valiente.
El bebé es una esponjita, que absorbe absolutamente todo.
Así que procuremos gestar bebés sanos emocionales, platiquemos con nuestros bebés desde el día mismo en que “creamos” estar embarazados. Cantémosles, platiquemos con ellos y sobre todo, tengamos cuidado con “las bromas”, porque el inconsciente, no entiende de “bromas”. Digamos cosas asertivas, positivas, alentémoslos a ser grandiosos, fuertes, valientes, seguros.
Nada de decirles: gordito, cachetón, chiquito, cosita, pequeñito, peludito, osito, baloncito, pelotita, porque eso serán de grandes, recuerden que es “programación”.
Y si por algún motivo, han cometido algún error “emocional” con su bebé, nacido o no nacido. Hablen con él o con ella, expliquen sus motivos, ofrezcan disculpas (una sola vez, tampoco es cantaleta) y libérense de culpas, para no dar a luz un bebé “culpable”.
Así que adelante, a Programar el mejor “Proyecto Sentido”, para ese bebé que deberá ser un adulto pleno y feliz.
Fuente:Akasha Sanación Integral